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La libertad de prensa en Colombia y sus consecuencias

De nuevo los periodistas en este país deben ejercer su derecho a quedarse callados, de nuevo cualquiera que no repita a gritos las discordantes notas del Estado o el Gobierno, puede hacer uso de la libertad de defenderse de montajes y atropellos, son libres de ser una Gurisatti, un mercenario Bayly, son libres de no decir algo que no guste, libres de escoger entre el silencio o la persecución; periodistas, informadores: si no es para aplaudir mejor no muevan las manos, para aplaudir a un director de noticias que sale del gobierno a la cabina, quien está lleno de méritos no profesionales sino ideológicos, aplaudan lo que informa y cómo lo informa, aplaudan el control y la mentira hermosamente vestida o hermosamente desnuda en el cuerpo de una modelo.

Reproduzco aquí el comunicado de William Parra, periodista investigado por la Unidad de Terrorismo de la Fiscalía por hacer documentales sobre la guerrilla y que es acusado de negociar armas en oriente medio para las FARC, como si aquí no hubiera suficientes. Su nombre aparece en el computador de Raúl Reyes, prueba reina que condena a todo el que convenga condenar para defender la libertad de la que gozan los ciudadanos de bien; libertad y progreso para los buenos, cárcel y muerte para los malos, esa es la única verdad a informar, dígalo como quiera, cantando, riendo o llorando, pero nunca diga nada diferente; ahora contra William Parra hay una orden internacional de captura que así lo certifica.


Comunicado de William Parra

Me permito informar a la opinión pública nacional e internacional lo siguiente ante la noticia que se ha difundido por los medios de comunicación colombianos, relativa al supuesto proferimiento de una orden de captura en mi contra:

1) Lamento que al parecer se haya proferido en mi contra una orden de captura internacional a instancias de la Unidad de Terrorismo de la Fiscalía, pues ello pone en evidencia que en principio ha triunfado la violación de mis derechos.

2) Reitero, como lo he hecho a lo largo de estos dos años de procesamiento, que mi exigencia siempre será por el respeto a mi debido proceso y a mi derecho de defensa, que han sido vulnerados de diversas maneras por la Unidad de Terrorismo de la Fiscalía, en lo que parece ser ya una práctica en mi contra.

3) Llamo la atención que la violación de mis derechos como ciudadano y como procesado, ha sido probada ante el Tribunal Superior de Bogotá, que se vio obligado a ordenar a la Unidad de Terrorismo de la Fiscalía que respetara garantías tan básicas en un Estado de Derecho como el que se permitiera a mi abogada acceder al proceso y que se contestaran sus solicitudes. Una vez la Unidad de Terrorismo se vio obligada finalmente a cumplir sus obligaciones, entonces decidió cambiar el procedimiento que se adelantaba bajo la Ley 600 de 2000, para remitirlo al procedimiento acusatorio.

4) A la fecha, y a pesar de las múltiples solicitudes presentadas por mí y por mi defensora, no he podido tener acceso a las supuestas pruebas que se dice obran en mi contra. Como si ello no fuese suficiente, se ha pretendido que tengan valor como pruebas, elementos que fueron supuestamente encontrados en las condiciones conocidas por la opinión pública, esto es, en abierta violación del derecho internacional, en ejecución de graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario y a los Derechos Humanos, cuyas repercusiones negativas aún hoy, hemos debido soportar todos los colombianos. Así, la Unidad de Terrorismo no está haciendo otra cosa que pretender que los Jueces de la República vulneren la ley, teniendo en cuenta elementos que según lo conocido públicamente, constituyen prueba ilícita.

5) Mi caso, constituye el primer proceso que se ha adelantado bajo dos regímenes procesales diferentes: Cuando al Fiscal se le vencieron los términos para llevar adelante el ilegal caso, simplemente decidió cambiar el procedimiento, escogiendo él la norma y no respetando la voluntad del legislador como lo establece la Constitución y la Ley colombianas.

6) Soy una persona decente, una persona inocente sobre la cual la perversidad no ha tenido camino distinto para atacarme, que el utilizar pruebas ilícitas, pruebas ilegales y violaciones de toda índole a mis derechos fundamentales. Como persona inocente que soy solicité hasta el cansancio, y seguiré exigiendo el respeto de mis derechos fundamentales. Esta exigencia será llevada ante las instancias nacionales e internacionales correspondientes teniendo en cuenta no solo las violaciones ya sufridas en mis derechos fundamentales.

WILLIAM PARRA JAIMES