La humanidad sangra por Palestina



Por Germán Ávila


El ataque israelí en contra de la franja de Gaza no puede calificarse de manera diferente a una carnicería: mas de 500 muertos (23 civiles sólo el lunes), 2.200 heridos del lado Palestino contra cinco muertos del lado de Israel y no mas de quince heridos, un número difícil de establecer de desplazados desde el inicio de los ataques aéreos el 27 de diciembre pasado agravado con los bombardeos desde la costa mediterránea, la incursión y el bloqueo terrestre muestran un panorama desolador y una crisis humanitaria solo comparable a otras generadas por los mismos israelíes.

Las imágenes de niños asesinados por los bombardeos y ametrallamientos dirigidos claramente en contra de la población civil se han vuelto cotidianas, las justificaciones por parte del gobierno de Tel Aviv dejan un amargo sabor y el clamor de cientos de gobiernos que tímidamente buscan un cese al fuego a fuerza de reunirse entre ellos no muestra un final cercano ni mucho menos equitativo para las partes.

Meron Reuben, embajador de Israel en Colombia afirma en entrevista concedida al diario EL TIEMPO antes del inicio de la ofensiva terrestre el pasado 3 de enero, que “Israel hace la diferencia entre el pueblo palestino y Hamas”, pero cientos de civiles asesinados, escuelas y hospitales bombardeados, residencias con mujeres y niños bajo fuego de artillería parecen desmentir esta afirmación o por lo menos ponen otra realidad en la mesa y es que Hamas y el pueblo palestino no son tan fácilmente diferenciables, pues Hamas, Al Fatah y Hezbolla (entre otros) pueden ser una expresión de quienes se han levantado en contra de lo que ya se llama de manera mecánica “la ocupación” del territorio Palestino por parte de los israelíes, llevando esto a la conclusión entonces de que para acabar con esas expresiones insurgentes deben acabar con el pueblo palestino en su conjunto, lo que muestran que están dispuestos a hacer y que esas poses pseudo-humanitarias carentes de contenido al diferenciar entre los unos y los otros no son mas que artificios diplomáticos.

Mientras tanto la justificación del gobierno presidido por Ehud Olmert es que Israel se ha cansado de los 8 años de constantes ataques con cohetes desde Gaza a su territorio y que están protegiendo su pueblo al buscar la erradicación de Hamas, que es quien gobierna esta zona de Palestina. De primera mano parecería un argumento, aunque no convincente ni justificable, por lo menos para considerar, sin embargo al revisar las cuentas de esos “constantes ataques” se encuentra que los 1.500 muertos del lado de Israel están muy bien “compensados” con los mas de 4.700 del lado Palestino desde el año 2000 hasta antes de iniciado el bombardeo el 27 de Diciembre.

Teniendo en consideración los ataques suicidas que son los mas publicitados y que indiscutiblemente causan zozobra en la población judía, no es precisamente una postura pasiva la de estos, pues sólo como ejemplos se puede mostrar el ataque que desde la costa de Beit Lahya hace un barco israelí el 9 de junio de 2006 y donde murieron los 7 miembros de una familia (padre, madre y cinco niños) en el área de Waha o la destrucción de la única planta eléctrica que hay en Gaza hecha el 28 del mismo mes y como “respuesta” al secuestro del cabo Gilad Shalit.

Uno de los elementos a tener en cuenta es que los hechos ocurridos desde el 27 de Diciembre hasta la fecha tienen un cariz que no cabe ser catalogado como una confrontación entre dos fuerzas en iguales condiciones de combate, el argumento de los cohetes qassam palestinos, cuyo poder real de destrucción es muy poco, los fusiles AK 47 y las granadas y morteros antitanque, queda muy mal parado al lado de los misiles y bombas lanzados desde los buques, aviones y tanques de las fuerzas militares mejor armadas de todo el medio oriente (y una de las del mundo); como muestra de semejante desigualdad se ve el caso de Mohamed Barrakeh, quien murió producto de los disparos recibidos porque “estaba lanzando piedras contra un puesto militar israelí” en las inmediaciones de la población de Gush Katif.

Todas estas acciones son perfectamente justificadas por el Ministro de Defensa de Israel Ehud Barak, quien ya fue Primer Ministro entre 1999 y 2001tras una prolija carrera en el campo militar, habiendo participado en varias operaciones encubiertas contra blancos palestinos, incluyendo la famosa “Primavera Juvenil” en Beirut en 1973 que valió hasta para una película de Steven Spielberg. Sin embargo, sea Barak, Sharon, Golda Mehir u Olmert, siempre hay quien justifique la agresión, como ocurrió con el brutal ataque contra Libano el año 2006, que dejó cientos de civiles muertos y a Beirut en ruinas, lo cual fue perfectamente maquillado por la persecución del grupo Hezbolla.

La comunidad internacional se muestra “consternada”, pero salvo tímidos intentos de unos pocos presidentes europeos y del medio oriente, nadie toma una postura realmente seria contra esa masacre, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió con el único objetivo de rechazar de manera radical los ataques a la población civil y la postura israelí de no permitir veedores internacionales en el conflicto, además del sitio que estableció sobre la franja de Gaza y que tiene completamente aislados a un millón y medio de personas (eso sin contar con la situación de Cisjordania o el muro que rodea Palestina), pero mas allá de eso no pasará nada; de nuevo habrá protestas desde lejos y un silencio cómplice desde los mas poderosos, nuevamente el dios de los católicos, junto con el de los protestantes, Alá y todas las otras deidades útiles en la política, vuelven el rostro hacia otro lado mientras aplastan a los que son sus hijos en tiempos de paz y prosperidad, aun cuando estos se aferran a ellos como única esperanza y fortaleza para una lucha desigual que solo parece acabarse cuando se sacie la sed de sangre.