¿EL ENEMIGO DE MI ENEMIGO ES MI AMIGO?
El caso del Frente Domingo Laín del ELN y su increíble comunidad con el Ejército en Arauca


El 19 de Enero de 2008 en la fronteriza población de Guasdualito, Venezuela, la cual limita con el departamento de Arauca, fue asesinado Alirio Quiñones, quien hasta hacía pocos meses se había desempeñado como miembro del Comité Central de la Juventud Comunista Colombiana y que se había visto obligado a salir del país producto de una intensa persecución en su contra por parte de agentes de la Fiscalía y el Ejército.


En ese momento al hacer la denuncia en cuanto a que los perpetradores del crimen fueron miembros del ELN, las voces de protesta no se hicieron esperar argumentando que dicha denuncia era por demás apresurada y que señalaba a una organización política en resistencia de complicidad con el Estado, sin embargo fue la primera vez que se puso de presente en la palestra nacional e internacional la actitud asumida principalmente en el departamento de Arauca por parte del ELN, quien había pasado de atacar a la población en casos aislados y reconocidos por la dirección del frente Domingo Laín como “equivocaciones” a generar ataques sistemáticos en contra de civiles bajo pretexto de disputar el terreno a las FARC minando su apoyo popular.
Las acciones con el tiempo se hicieron mas atrevidas y tanto combatientes de las FARC, como pobladores de diversas zonas del departamento cayeron bajo el fuego del ELN generándose una confrontación que tomó unas dimensiones mucho mayores ante la muerte del comandante conocido como “el Ché”, emblemático guerrillero del frente 45 de las FARC al acudir a una reunión convocada por el Domingo Laín y que terminó siendo una emboscada; luego de eso las FARC inician una contraofensiva reduciendo bastante su número, sin embargo la población notaba que cada que se presentaba un enfrentamiento entre las dos fuerzas irregulares llegaba la aviación del Ejército al apoyo del Domingo Laín, apoyo que llegó al punto de hacer operaciones y patrullajes conjuntos.


La edición anterior de la revista Semana dedica un importante espacio a señalar una grabación donde “Ernesto”, miembro del ELN solicita a “Jairo”, suboficial del Ejército que retire las tropas de Pueblo Nuevo con el fin de asesinar a unas personas en medio de una fiesta, pero lo que la revista no menciona es que dicha coordinación en la realidad sí se dio y ese día el ELN asesinó a dos personas en la gallera del pueblo, la que queda justo frente a la base del Ejército mientras los soldados que suelen patrullar las calles todo el tiempo se encontraban acuartelados aun después de oír los disparos; no contentos con eso se llevan a siete personas para torturarlas, reteniéndolas durante varios días al cabo de los cuales les dejan en libertad, personas capturadas unos días después por la Fiscalía bajo pretexto de ser auxiliadores de las FARC.


Luego de eso la situación en varias zonas del departamento como Filipinas, Arauquita o Puerto Rondón llega al siguiente punto: el Ejército hace operativos, que vienen seguidos de incursiones del ELN para asesinar a personas señaladas por ellos mismos como colaboradores de las FARC e incluso en ocasiones el Ejército cubre sus insignias con las del ELN para cometer asesinatos selectivos.


De todo esto lo mas complicado es que el Comando Central de una organización reconocida en el contexto internacional como revolucionaria con una trayectoria de mas de 40 años de lucha guarda silencio ante la unión existente entre sus tropas y quienes por principio representan su antagónico, para combatir a quienes se supone deben ser sus aliados, la unica comunicación al respecto es de una entrevista hecha comandante Nicolás Rodríguez, en el año 2007 concedida al espacio de Internet Kaosenlared, donde dice que desea superar los enfrentamientos pero a la larga manifiesta no tener mando sobre dichas unidades y no menciona nada de las alianzas entre el Domingo Laín y el Ejército.


A partir del asesinato de Alirio Quiñones, en la denuncia se establece una comparación entre el Frente Domingo Laín del ELN y el movimiento disidente Ricardo Franco, que bajo el mando del extinto Javier Delgado o Fedor Rey hizo estragos en las organizaciones populares en los años 80 hasta llegar al punto de fusilar a mas de 150 de sus propios hombres en Tacueyó (Cauca) y que luego quedó probado como parte de un largo proceso de infiltración del Ejército que no se ha reconocido por el Estado; en este momento la realidad muestra unas pasmosas similitudes en el departamento de Arauca (sin ser este el único caso) y es necesario poner alerta a las organizaciones humanitarias para que sigan de cerca esta situación y no permitan que la carnicería a nombre de la izquierda continúe por parte de una estructura cuyos límites con las fuerzas del Estado cada vez son mas difusos.