Jaime Garzón, 10 años mas son 10 años menos.

Por: Germán Ávila

Se conmemoró este jueves 13 de agosto de 2009, el décimo año del asesinato de Jaime Eduardo Garzón Forero, un hombre cuyos agudos comentarios atravesaron la carcomida conciencia de los padres, de los tíos, los novios y los amantes, dirigentes y dirigidos de esta patria que para esos años encontró en Garzón un motivo para reír y no llorar.



Abogado egresado de la Universidad Nacional, especialista en Derecho Constitucional y oriundo de Sumapaz, localidad de Bogotá, donde se desempeñó como alcalde a principios de los 90, un hombre de una inteligencia sobresaliente que hizo reír al país bastante menos de lo que él mismo se reía de todos y de todo. Hizo entre 1991 y 1993 con Elvia Lucía Dávila el programa Zoociedad con libretos de la magistral pareja que formaban Karl Troller y Eduardo Arias, quienes serían los últimos en hacer humor político en Colombia hasta que las amenazas de muerte los acallaron. Entre 1995 y 1997 con Diego León Hoyos presentó QUAC, el Noticero, donde creó la mayoría de sus personajes. El último y tal vez más célebre fue Heriberto de la Calle en el noticiero CM&, allí tenía una sección donde entrevistaba personajes de la vida nacional, poniendo en evidencia desde las componendas y la corrupción de los políticos hasta la estupidez expresa de reinas y modelos.




Tenía 39 años cuando de nuevo un semáforo sirvió de cuenta regresiva para los sicarios que ejecutaron una orden dada por los verdaderos asesinos, los que no andan en moto sino en flamantes camionetas de vidrios polarizados y escoltados por la fuerza pública que coordina el tráfico para que tan beneméritos personajes no se detengan en ningún semáforo, debe ser porque el que las usa las imagina.




Su crimen sigue en la más absoluta impunidad, Carlos Castaño fue condenado in absentia a 38 años de prisión por su asesinato algún tiempo después de que éste, en un libro - historieta, decidió auto culparse por todos los crímenes políticos del país para salvar del cadalso a los que mueven los hilos de la muerte y el poder en Colombia, sus asesinos andan libres, tranquilos y gobernando; cada cierto tiempo algún juez de la República dice algo, vincula a alguien, señala lo ya señalado, sí, fue Castaño, don Berna o cualquier otro paramilitar que esté muerto o encerrado queriendo dar una falsa sensación de justicia cumplida, pero aún falta mucho para convencer, hay que recordar que no es el estado el que está vinculado a los paramilitares, son los paramilitares los que dependen del estado.




Garzón no fue asesinado por ser un humorista, en este país la risa es terapéutica mientras no toque las raíces de los problemas, Garzón fue asesinado por ser crítico, por recordarle de una manera muy amena a nuestros dirigentes que hay gente que no traga entero, que no todo el tiempo el dolor de patria es mudo y que el silencio no todas las veces es estupidez; hoy los que disfrutan de los “beneficios” de no tenerlo con vida hipócritamente lo lloran, los periodistas que desgarraron sus vestiduras a la hora de su muerte se lucran con lo que dejó y ese país de mierda del que hablaba él, tal como lo vio venir hace 10 años, eligió a un pacificador que ha hecho de este país una gran zona de orden público con dictador propio; cómo se hubiese divertido Jaime Garzón con este país como está hoy, les habría tocado volverlo a matar.